ESTUDIO GENERAL DEL SER HUMANO de RUDOLF STEINER

Resumen de ESTUDIO GENERAL DEL SER HUMANO
En 2019, el movimiento escolar Waldorf celebró su centenario. Lo que comenzó en 1919 con la apertura de la primera Escuela Waldorf, ahora se ha convertido en una red mundial de varios miles de escuelas en todos los niveles educativos y en más de 80 países de todos los continentes. Con motivo de su fundación, Rudolf Steiner habló de un “acto solemne a nivel mundial”, más tarde de un “acto cultural”, expresiones que se muestran que se trataba de algo más que otra innovación de la “Escuela Nueva”, que era muy popular en aquellos momentos. Rudolf Steiner y el mundo académico, que estaba lleno de entusiasmo, vieron la fundación de la Escuela Waldorf como un paso hacia la renovación de la sociedad. En el futuro, la educación debía ayudar a las personas a actuar con pensamiento libre para sacar al mundo del callejón sin salida en el que la Primera Guerra Mundial y su desolada historia lo habían llevado. En los cursos pedagógicos, coloquios y conferencias curriculares, cuya densidad de contenido es enorme, Rudolf Steiner preparó a los docentes pioneros para hacerse cargo de esta nueva escuela, autogestionada por maestros y familias. Estas sugerencias humanísticas y metodológico-didácticas de Rudolf Steiner son la base de la Educación Waldorf que ha seguido en continua investigación e innovación. Con motivo del aniversario, se publica esta edición de estudio en un solo volumen, en que las conferencias y coloquios pedagógicos se reproducen en la secuencia diaria en la que se impartieron, entre el 21 de agosto y el 5 de septiembre de 1919. Este abecé de la Educación Waldorf es más que un documento histórico: la amplitud del horizonte y la profundidad de las preguntas que se plantean hacen de estos tres cursos, reunidos en un tomo, el punto de referencia para todos los esfuerzos de innovación pedagógica en las próximas décadas. “Lo que es particularmente importante es la convivencia, la vida armoniosa entre los maestros y los alumnos. Por lo tanto, nadie se convertirá en un buen maestro de una escuela Waldorf a no ser que se esfuerce por diseñar y recrear imaginativamente todo su material didáctico de una manera nueva y viva… La imaginación debe mantenerse viva y siempre, pues de lo contrario, el potencial de sus alumnos se congelará en una manera meramente racional”.

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